Los diferentes juegos de las cartas del Tarot son una expresión de la imaginación. A través de la imaginación se expresan las imágenes primordiales creando un modelo simbólico, que se manifiesta desde los Tarots del Renacimiento que ilustraron a sus príncipes, hasta el Ocultismo que lo nombró el Libro de Thot. De esta antigua sabiduría abolida por el triunfo del racionalismo, el Tarot emerge como una de las síntesis más impresionantes, con su poder de relacionar los símbolos y las ideas, y su sugerente fuerza para el ejercicio de la imaginación.
El Tarot se presenta como una “construcción” simbólica, en la cual, unos ven una cosmovisión, otros un “edificio”, cuyas claves están ocultas, y otros, un conjunto de imágenes aleatorias. Pero si tenemos en cuenta, que el hombre es un animal hermenéutico, sería extraño que el Tarot solo fuera un conjunto de imágenes sin sentido. De hecho, se ha mantenido que el Tarot, o bien no tiene ningún sentido (solo es un juego de cartas), o bien, es un medio de desarrollo interior, una clave para el aprendizaje, un sistema que permite aprehender el motivo subyacente de los eventos, o un código de símbolos que abarca las reacciones del inconsciente ante el misterio de la existencia.
Para entender al Tarot, se debe ir a la fuente del conocimiento simbólico, y restituir la experiencia primigenia del mundo. La dimensión simbólica cae dentro del ámbito del inconsciente y la imaginación, por tanto, nos debemos sumergir en “el otro mundo” para salir de la realidad cotidiana. Solo invirtiendo los valores puede ser el Tarot portador de conocimiento. Dada la polivalencia simbólica del Tarot es importante armonizar los diferentes niveles de significado, relacionándolos, y poniendo al descubierto los sutiles vínculos entre las diferentes imágenes.
Por tanto, el conocimiento de las analogías simbólicas es fundamental para acceder a la comprensión del Tarot. Como estructura simbólica, requiere una inmersión en el pensamiento mítico, mágico y poético, porque el estudio de los mitos es la forma de aproximarse a la comprensión de la estructura psíquica del hombre. A través del símbolo y del mito, el Tarot abre la posibilidad de que los opuestos puedan ser integrados, aludiendo a la curación de la división ontológica humana.
In Jung, Collected Works of C. G. Jung, Vol.9, 1ère partie, 2nd ed., Princeton University Press, 1968, 451 p. (p. 179-181)